Hablar de dinero, finanzas y economía puede resultar abrumador, sin embargo, quienes tienen la disciplina de ahorrar y han logrado consolidar alguna suma de capital, antes o después les llegará el momento en que se pregunten qué les conviene hacer con su dinero. La cuestión gravita entre invertir o emprender.
El ahorro es el primer paso, pero es dinero estático que va perdiendo valor debido a la depreciación de la moneda y la inflación. Cuando se toma la decisión de poner el capital en movimiento para obtener verdaderos rendimientos, la balanza se inclinará hacia si invertir o emprender, dependiendo de las metas financieras asociadas a la etapa de la vida en que cada quien se encuentre y de la actitud personal ante el riesgo.
Ser mi propio jefe: el sueño de muchos
Lograr la independencia económica, ser dueño del propio tiempo y dejar por fin de recibir órdenes puede sonar tentador, pero para emprender en un mundo hiperconectado y altamente competitivo, se requiere más que valentía. Los emprendimientos comienzan con una idea; los buenos negocios, con ideas que transforman el modo en que se hacen las cosas, al grado que una masa crítica de gente la adopta e incorpora como una necesidad.
Para comenzar un negocio es esencial analizar su viabilidad, tener conocimiento técnico del producto o servicio y de las necesidades del mercado para lograr aterrizar la idea en un business plan que atraiga inversionistas.
Sin profundizar en las diferentes etapas que hay que atravesar para emprender, es importante una buena inyección de capital que permita hacer frente a los retos del despliegue, además de otros recursos, más bien intangibles, como tiempo, pasión y relaciones con personas clave. El emprendedor debe mostrar atributos personales que le permitan asumir con éxito las responsabilidades de dirección, liderazgo, gestión, organización, administración, marketing, ventas, etcétera, que serán necesarios para que el negocio prospere.
En conclusión, se requiere trabajo, constancia, paciencia y capital para sortear los retos de emprender. Según expertos, en México 8 de cada 10 emprendimientos fracasan en los primeros dos años; los puntos más álgidos suelen ser la falta de una buena administración, las malas decisiones financieras, los tropiezos burocráticos y regulatorios.
Inversionistas al alza
Si la balanza entre invertir o emprender se inclina hacia la primera, la pregunta a resolver es ¿en dónde y cómo invertir?
Decidir hacia dónde destinar la inversión dependerá del nivel de riesgo que se puede asumir, la cantidad de capital y liquidez; las metas financieras, el plazo en que se espera (o necesita) obtener ganancias e incluso de la educación financiera que se tenga; las alternativas e instrumentos de inversión son muy diversos.
Hoy más que nunca, la tecnología está facilitando el surgimiento de nuevos perfiles de inversionistas; existen plataformas donde cualquier persona puede adquirir instrumentos de inversión con una poca suma de dinero; plataformas de crowdfunding, donde se entra al grupo de inversionistas que fondea un proyecto o negocio; y sitios de compra-venta de criptomonedas. Los bancos ofrecen instrumentos de deuda y fondos de inversión; puede invertirse en divisas esperando un tipo de cambio favorable y, quienes tienen más tolerancia al riesgo, pueden convertirse en accionistas y recibir los jugosos dividendos y ganancias de sus acertadas acciones en la bolsa.
Huelga decir que algunas de estas inversiones conllevan mayor riesgo, siempre que no existe forma de prever los caprichos del mercado, ni predecir factores externos que afectan el contexto de inversión, como pueden ser una crisis económica, una pandemia, un desastre natural...
En conclusión, para adentrarse en el universo de los activos e instrumentos disponibles, se requiere de cierta educación financiera para tomar buenas decisiones, pues existen riesgos y regulaciones que se deben conocer para elegir el que más conviene. Los expertos recomiendan analizar las ganancias que cada opción puede generar, las comisiones y cobros que implican, configurar una estrategia clara y diversificar la cartera de inversión para lograr estabilidad entre ganancias y pérdidas.
Mercado inmobiliario: una inversión de bajo riesgo
De acuerdo con la revista Forbes, el tipo de activo con el mejor rendimiento histórico es el inmobiliario. Al adquirir bienes inmuebles de cualquier naturaleza, (edificios, casas, departamentos, locales comerciales, oficinas, terrenos) se obtiene el usufructo de las rentas –que se calcula en 8% anual– y el rendimiento de la plusvalía.
Para que el inmueble aumente de valor con el tiempo, es crucial comprar en zonas cuya plusvalía esté asegurada; zonas en crecimiento que están siendo transformadas por grandes desarrollos que mejoran el entorno y el acceso a servicios.
Existen diversos aspectos que hay que revisar antes de invertir el capital en un proyecto inmobiliario. Es muy importante estudiar al desarrollador, investigar su reputación, capacidad de ejecución y solidez financiera. ¿Cuál es su récord de cumplimiento en la entrega, qué nivel de credibilidad tiene frente a inversionistas, instituciones financieras y clientes?
En palabras del Presidente de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), hoy “México cuenta con una industria inmobiliaria sólida, con enorme experiencia, amplia capacidad instalada y solidez financiera.” El panorama en México está mostrando indicios de un escenario atractivo para los inversionistas. Indicadores positivos como la ratificación del T-MEC, el aumento al salario, las remesas, el incremento de las ventas y la política fiscal, entre otros que se analizaron en la entrada Economía y negocios México 2020: qué debemos hacer, están configurando mejores condiciones para la inversión.
Tomar en cuenta los capitales intangibles que también suman plusvalía a un bien raíz, pueden ayudarte a tomar la decisión con respecto a dónde invertir en el mercado inmobiliario. Éstos son analizados en el estudio que se encuentra abajo, descárgalo haciendo clic.