El planeta enfrenta múltiples problemas ambientales que delimitarán, en un futuro nada lejano, los alcances de la actividad humana y nuestra capacidad para seguir desarrollándonos y generando ese cúmulo de conocimientos, ideas, tradiciones, costumbres y producciones que conocemos como cultura; para que eso sea posible, y heredemos más que cultura a las generaciones por venir, es crucial la preservación del medio ambiente. Es necesario que todos los sistemas de producción tomen responsabilidad, consideren los principios de sustentabilidad y planeen el consumo de recursos en aras de conservar los ecosistemas y garantizar su permanencia para las próximas generaciones.
La historia de la humanidad ha llegado a un punto de reconfiguración de los paradigmas con los que hemos desarrollado una identidad como especie. Diferentes cambios se están articulando en todos los aspectos de la vida, pues causas de fuerza mayor nos urgen a modificar nuestros medios de producción y hábitos de consumo.
Más allá de ideologías políticas, religiosas o filosóficas; más allá de las construcciones intelectuales o interpretaciones sobre lo que ocurre en nuestro tiempo, las circunstancias ambientales hablan por sí mismas y la ciencia parece ser la única herramienta de acercamiento a los sucesos disruptivos que enfrentan la ecología y el ser humano como piezas de este sistema natural que tiende a la autorregulación.
Arquitectura sustentable
Hoy en día todas las áreas del saber se esfuerzan por atender este llamado y la arquitectura, como ciencia y arte, no es la excepción; en la actualidad busca soluciones específicas y medibles, e innova para transformar la manera en que las personas se vinculan a través del espacio. En apego a principios de sustentabilidad, la arquitectura comienza a orientar su trabajo tomando en cuenta el impacto que las edificaciones tienen sobre el medio ambiente durante todo su ciclo de vida, tomando en cuenta la viabilidad económica y sin olvidarse del diseño, la comodidad, la funcionalidad y la salud de quienes habitarán el espacio.
Si bien no existe una receta única para lograr un futuro mejor y sostenible, sí se ha logrado la definición de principios, a partir de prácticas probadas, para alcanzar ese ideal. La arquitectura de estos tiempos ha repensado la forma de planificar, diseñar, construir y gestionar los espacios.
Principios básicos de sustentabilidad en arquitectura
En la promoción de lo sustentable, la arquitectura debe atender ciertos criterios en las etapas de planificación, diseño y ejecución: la reducción de residuos, la conservación del agua, la eficiencia energética y la durabilidad de los materiales, así como la utilización de productos ecológicos y materiales de bajo impacto ambiental para la construcción.
Disminución de residuos.
En nuestro país se generan 30,000 toneladas diarias de residuos provenientes de la industria de la construcción y demolición. Por medio de estrategias para disminuir el impacto ambiental de las construcciones, se han desarrollado métodos de reutilización de materiales en el proceso de construcción. Residuos como los áridos del hormigón o aluminio de las carpinterías, por ejemplo, pueden volver a utilizarse sin costo alguno. Así, una buena gestión de los residuos durante la fase de obra, permite recuperar y reciclar materiales residuales.
En este sentido, la durabilidad de los materiales con los que se trabaja tiene particular importancia, pues los desechos se generan tanto en la etapa de construcción, como en la eventual demolición de un proyecto arquitectónico.
Durabilidad.
Independientemente de la función social del proyecto, toda construcción podría estar iniciando una fulminante cuenta regresiva desde su inauguración, si no se utilizan productos de alta calidad, técnicas y métodos, no solo eficientes, sino éticos y responsables. La observación a las técnicas de construcción es clave para alargar la vida útil de los edificios.
Las condiciones geográficas y climáticas, la hidrografía y los ecosistemas del entorno, deben tomarse en cuenta para conseguir un mayor aprovechamiento de la distribución de los elementos naturales existentes y evitar así que las construcciones deban derribarse.
Es menester del arquitecto verificar, por ejemplo, las condiciones de humedad del entorno, pues es uno de los principales factores de desgaste, y tomar las medidas de aislamiento necesarias para proteger de la humedad ambiental, así como de las lluvias.
Aprovechamiento energético.
La reducción del consumo energético es uno de los principales aspectos a considerar en el diseño de un espacio sustentable; se trata de optimizar los recursos y aprovechar, de la mejor manera posible, las fuentes naturales de energía. Cada vez es más común encontrar celdas solares y hélices de viento como métodos de generación eléctrica.
La principal fuente de energía limpia es la luz solar. Una adecuada orientación de la construcción dentro del terreno y la perfecta disposición de sus elementos, va a definir el aprovechamiento de la luz solar durante el día, optimizando aún más el uso de la energía eléctrica. Además, la posición en que se edifica una construcción, aunado a un buen aislamiento térmico, puede ayudar tanto a la mejora del ambiente interno, como al rendimiento de sistemas de climatización.
Uso responsable de recursos hidráulicos.
Para determinadas comunidades del mundo, por sus condiciones geográficas y socioeconómicas, el agua no es un recurso abundante como lo es en las ciudades. Es en estos lugares donde, debido a la escasez, se han desarrollado con ingenio tecnologías para la recolección de agua, tales como captadores pluviales, atrapanieblas o pozos.
Hoy en día debido a la sensibilización generalizada sobre la necesidad de cuidar los recursos no renovables, es más común observar que en el diseño arquitectónico se adopten este tipo de medidas. Una casa autosustentable debe recurrir al almacenamiento hidráulico, al menos parcialmente, independiente del servicio público. Aunado a estas medidas, para lograr un hábitat enteramente sustentable se debe contar con dispositivos para disminuir el gasto de agua y métodos que permitan la reutilización de aguas grises.
Estos son los principios de los que parten los arquitectos innovadores –y responsables– de hoy para subsanar los excesos que durante mucho tiempo ha tenido la industria y aportar medidas para el cuidado del medio ambiente. Despachos arquitectónicos alrededor del mundo están aplicando los principios de sustentabilidad en su forma de hacer arquitectura y en proyectos de vivienda; en México tenemos la suerte de contar con grandes profesionales comprometidos y con un sector inmobiliario de vanguardia que es pionero en el seguimiento de las mejores prácticas de arquitectura sustentable. Sistemas de certificación de edificios sostenibles, como LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), verifican el desarrollo de proyectos arquitectónicos comprometidos con la sustentabilidad que respetan el medio ambiente; el 80% de los espacios construidos por Abilia cuentan con certificación LEED y están diseñados con la más alta inteligencia inmobiliaria.
La sustentabilidad debe ser global, regional, local e individual para que sea posible crear condiciones económicas, ecológicas y sociales que permitan una relación en equilibrio entre el ser humano y su entorno. Los ciudadanos deben involucrarse, no solo en los procesos de mejora del lugar en que viven, sino modificando sus hábitos de consumo y tomando mejores decisiones con respecto a dónde eligen vivir. Descarga el estudio que se encuentra abajo donde se demuestra cómo residir en un entorno rico en valores modifica las condiciones de desarrollo del ser humano y lo transforman.