La solución desde el urbanismo para las ciudades contemporáneas

Para quienes no se dedican a la ingeniería, arquitectura y disciplinas afines, cuando se escuchan conceptos como “planeación urbana” o “urbanismo en ciudades contemporáneas”, es posible que lo primero que venga a la mente del residente urbano, es aquello que más le duele: proyectos para mejorar las vialidades, la movilidad, las aglomeraciones y el tráfico; propuestas para organizar mejor una ciudad tan extensa y poblada. Pero la disciplina encierra mucho más que eso. 

La Real Academia Española define urbanismo como el “conjunto de conocimientos relacionados con la planificación y desarrollo de las ciudades. Concentración y distribución de la población en ciudades”.

En términos menos simplistas, el urbanismo abarca un conjunto de disciplinas que van desde la arquitectura hasta el derecho, desde la ingeniería hasta la geografía, desde el diseño hasta la economía… Estudia los asentamientos humanos en relación con el espacio geográfico para entender sus interacciones y, derivado de esta comprensión, planifica el territorio y el medio ambiente, para organizar el espacio (público y privado) en el que se desarrolla la vida, a fin de que las personas y grupos lo utilicen, lo aprovechen y lo disfruten, que es lo que suma valor a una ciudad.

El urbanismo en su objeto de estudio toma en cuenta la complejidad del tejido social y las formas de organización sociopolítica, lo que le ha permitido ir evolucionando a la par de las transformaciones sociales. Así, las estructuras ecológicas y las estructuras arquitectónicas se han ordenado y distribuido en el sistema urbano configurando el escenario de actuación de las comunidades humanas en el devenir del tiempo.

Desde la integración de los campesinos a la fuerza de trabajo urbana, que dio lugar al surgimiento de la ciudad moderna, la disciplina en cuestión ha tratado de resolver los problemas que sugieren la aglomeración de personas en un territorio y la forma de gobernarlas para poder establecer el orden social.

El aumento exponencial de la población, la falta de espacio, la paulatina sofisticación de los modelos de producción y gobierno, aunado a las innovaciones tecnológicas, han ido transformando las metrópolis y, en consecuencia, la práctica del urbanismo en las ciudades contemporáneas. Pero, ¿hacia dónde va la Agenda Urbana?

El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, publicó en 2018 un informe en que se prevé que 68% de la población mundial vivirá en zonas urbanas para 2050. Con los modelos actuales, ¿podemos hacer frente a semejante ritmo de crecimiento? ¿Qué soluciones existen?

 

Cambios en el modelo: Crear ciudades para la gente

La tarea del urbanista de hoy es lograr que el engranaje urbano funcione al servicio del actual tejido social, en un momento histórico sin precedentes, caracterizado por el progreso, la innovación y el acceso a la información, lo que ha configurado comunidades urbanas más exigentes. 

En palabras de Jan Gehl, arquitecto y urbanista danés responsable de la peatonalización de calles como Broadway en Nueva York, es necesaria una reorientación del diseño de la ciudad hacia el peatón y el ciclista para mejorar la calidad de la vida urbana.

El reto a conquistar es claro: el urbanismo en las ciudades contemporáneas debe estar a la altura de las necesidades de la vida cotidiana moderna y de las más altas aspiraciones humanas.

Según datos de 2018 de la ONU 4,200 millones de personas son habitantes urbanos. ¿Qué los une, qué los identifica? ¿Cómo se mueven, cómo se relacionan, cómo se informan, cómo consumen, cómo viven y cómo quisieran vivir? ¿Cómo trabajan, cómo quieren que sus hijos crezcan, cómo comparten el espacio privado y cómo viven el espacio compartido? 

Preguntas cuyas respuestas están definiendo el rumbo hacia un futuro con ciudades inteligentes, con transporte más eficiente y movilidad energéticamente sustentable, con vialidades que generen dinamismo económico en las zonas; ciudades accesibles e incluyentes, con designación de usos de suelo mixtos para organizar a las personas en “distritos” diseñados para que, más allá de satisfacer la necesidad elemental de vivienda, les dé la oportunidad de satisfacer por sí mismas los requerimientos de su espíritu.

Kent Larson, director del grupo de investigación City Science del MIT Media, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, propone “concentrar el 80% de lo que el 80% de las personas necesitan, a 10 minutos andando”. Su trabajo se centra en el desarrollo de “intervenciones urbanas que permitan distritos más emprendedores, habitables y de alto rendimiento en las ciudades”, haciendo uso de simulaciones y realidad aumentada para el diseño urbano.

De acuerdo a estas tendencias, por un lado, veremos el despliegue de más y más tecnología que permitirá a los tomadores de decisiones un mejor conocimiento de las necesidades reales de las ciudades y los ciudadanos. Por el otro, en los próximos años seremos testigos del florecimiento de microciudades autosuficientes y nuevos modelos de habitar y apropiarse del espacio, para dar solución a la problemática del urbanismo actual.

En torno a esta reflexión, cabe profundizar en las necesidades individuales que impactan en la forma personal de interactuar y le suman valor a un lugar. Descarga el estudio y sé parte del análisis.  

 

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