¿Cómo construir una mejor cultura de prevención y reacción ante emergencias después de los sismos de 2017? Nos necesitamos todos

En septiembre de 2017, dos sismos sacudieron la zona centro-sur del país. El primero, ocurrido el día 7, con epicentro a 140 km al suroeste de Pijijiapan, Chiapas y una magnitud de 8.1, dejó un saldo de 102 víctimas, siendo Oaxaca el estado más golpeado con 82 muertes; Chiapas, 16, y cuatro en Tabasco.

Dos semanas más tarde, cuando se cumplían 32 años del terremoto del 19 de septiembre de 1985 que devastó el entonces Distrito Federal (ahora Ciudad de México), tuvo lugar un movimiento telúrico con magnitud de 7.1 entre el límite de Puebla y Morelos, ocasionando estragos de gran dimensión en diversas entidades. De acuerdo con cifras oficiales, 369 personas fallecieron en esta ocasión. La Ciudad de México fue la entidad más afectada con 228. Le sigue Morelos, con 74; Puebla, 45; el Estado de México, 15; Guerrero, seis, y un deceso en Oaxaca. En total, 471 personas perdieron la vida a consecuencia del derrumbe de varias edificaciones.

Gracias a las nuevas tecnologías, fue posible conocer en tiempo real el grado de devastación por territorio. A partir de ahí, y al igual que en 1985, grupos organizados de distintos sectores sociales se solidarizaron y acudieron a brindar auxilio para la búsqueda de personas, el levantamiento de escombros, así como la recolección y distribución de víveres. Del mismo modo, a partir de la iniciativa Verificado19s se logró sistematizar la información sobre daños que circuló en redes sociales para destinar los recursos humanos y materiales en zonas prioritarias.

La suma de estos trabajos nos hizo recordar, que, en medio de la tragedia, todos podemos romper la distancia que hay en nuestra sociedad, o incluso hacer a un lado nuestras diferencias y actuar bajo un espíritu colaborativo en aras del bien común. El asunto no es menor, la época en la que transitamos, exige el esfuerzo plural y la responsabilidad de todos los actores sociales para definir acciones y soluciones concretas a las problemáticas que nos enfrentamos.

En ese sentido, después de los sismos de 2017 un grupo de la sociedad civil sumó esfuerzos para conformar REAXIÓN. Se trata de una red integrada por diversas asociaciones públicas y privadas, con el fin de llevar a cabo un proyecto para aprender de las experiencias vividas a partir de los sismos para poder mejorar la preparación y las respuestas para futuras emergencias.

La primera tarea fue sumar a un grupo convocante integrado por Abilia, Adeco, Amplifica, Aliat Universidades, Ciudadanía19s, CMM, Cruz Roja Mexicana, Fundación IMSS, Horizontal, Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoire, Ruta Cívica, Secretaría de Salud, Semillas, Transparencia Mexicana y el generoso patrocinio de Tresalia. Con ellos se decidió convocar tres talleres con participantes en algunas de las regiones más afectadas por los sismos de 2017: Ciudad de México, Morelos y Oaxaca.

El proyecto buscó generar un diálogo plural y horizontal, así como un espacio de trabajo para analizar las oportunidades que deben corregirse de manera inmediata y mediata para una adecuada actuación por parte del Gobierno, del Sector Privado y de la Sociedad Civil, antes, durante y después de un sismo.

Para conducir los talleres se contrató a Reos Partners, empresa canadiense que ha desarrollado una metodología específica para promover el diálogo y la construcción de confianza entre distintos actores. El método consiste en desarrollar un esquema de trabajo sistémico, colaborativo y democrático que permita identificar puntos de partida comunes para transformar situaciones inaceptables e insostenibles, a partir de nuevas alianzas, nuevas narrativas o nuevas políticas e instituciones.

Partiendo de esta base, se buscaron tres objetivos esenciales: a) construir una memoria plural entre actores diversos: que pasó y que vivieron durante y después de los sismos; b) facilitar un análisis sistémico de los aprendizajes en las actividades en las que participaron, y c) trabajar en la creación colectiva de recomendaciones, acciones y políticas públicas para mejorar las capacidades de respuesta ante emergencias.

Los tres talleres se llevaron a cabo en marzo y abril de 2018. Cada grupo de trabajo contó con la participación de entre 24 y 32 personas que provenían de las regiones afectadas y representaban diferentes entidades y perspectivas. Asimismo, se contó con presencia de organismos internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), gobiernos federal (Salud, CFE, IMSS, Ejército, Protección Civil), estatales y municipales, así como distintos miembros de organizaciones civiles y de la iniciativa privada.

Esta serie de intercambios procuró poner en el centro de la discusión, el respeto y garantía de los Derechos Humanos y la dignidad de las personas y las comunidades, tanto en el plano de la prevención y mitigación de riesgos, las capacidades de respuesta civil y gubernamental, y las tareas de reconstrucción.

Como resultado, se alcanzó la creación colectiva de seis recomendaciones específicas para compartir con los Gobiernos y otros actores:

A. Antes de un sismo

•1. Impulsar el fortalecimiento del Sistema Nacional de Protección Civil, de forma tal que se mejore la coordinación entre dependencias gubernamentales, niveles de gobierno y actores no gubernamentales ante desastres naturales y gestión de riesgos, reforzando los esquemas colaborativos de participación ciudadana.
•2. Crear una cultura de prevención, partiendo de la realidad de que vivimos en una zona sísmica y conociendo mejor las zonas de mayor riesgo. Enseñar prácticas preventivas para niños, jóvenes y adultos, actualizarlas tomando en cuenta la cultura y entorno en el que viven.
•3. Fortalecer la información con un atlas de riesgos, para favorecer la prevención, restricciones a la construcción y la preparación de áreas estratégicas sujetas a peligros y vulnerabilidades. Todo ello entendiendo que deben ser públicos, útiles y de fácil acceso para la sociedad.

 

B. Durante un Sismo

•4. Desarrollar protocolos y herramientas tecnológicas para apoyar y coordinar la información y participación ciudadana durante la emergencia, a fin de apoyar la localización de familiares, el apoyo a rescatistas, los centros de acopio, albergues y revisión de inmuebles, entre otros.

 

C. Después de un Sismo

•5. Elaborar protocolos para revisiones y dictámenes de inmuebles, censos de afectaciones y criterios de priorización en la reconstrucción de casas y edificios, asegurando que se haga con técnicas seguras y respetando la cultura y contextos locales.
•6. Fortalecer la transparencia y facilitar el flujo de recursos y de los fondos destinados al rescate y reconstrucción.

En estas seis áreas el documento tiene recomendaciones muy específicas de las tareas a realizar para mejorar nuestra cultura de prevención y capacidad de respuesta. Tras un año de los sismos, las historias que conocemos de los errores y deficiencias son alarmantes. En particular, ha sido muy grave que en todo este año parecería que los afectados son “inmuebles” y no personas.

El gobierno federal y de la Ciudad de México no entendieron que los damnificados eran familias y comunidades, niñas y niños sin casa, sin escuela; familias buscando donde sobrevivir. Para estos gobiernos la respuesta se limitó a legislar y contar inmuebles dañados, para hacer como que estaban apoyando la reconstrucción. Los resultados son pésimos. La falta de información es brutal. Se han autorizado 29 mil millones de pesos a través del FONDEN, de los cuales se han ejercido el 45% con casi nulo resultado (p. 168-169). ¡Esto no puede volver a pasar! Los gobiernos entrantes deberán hacer un balance puntual de lo que se ha realizado en este año e informar a la población con toda honestidad y franqueza a dónde se han destinado las cantidades multimillonarias de recursos públicos.

Por ello, con ese espíritu de colaboración y entendiendo la urgencia de contar con acciones inmediatas, la alianza REAXIÓN acordó el financiamiento de tres proyectos propuestos por Ciudadanía 19S que actualmente se encuentran en proceso de desarrollo, para fortalecer las capacidades de organización de la población de la Ciudad de México, y que, eventualmente pueden ser implementados en otras entidades sujetas a riesgo:

•1. Sistema de Información de la CDMX: Crear una plataforma de datos abiertos con información sobre el Atlas de Riesgos, Zonificación y Catastro, que se requiere para planear la Ciudad. Al mismo tiempo, fomenta ejercicios de planeación desde abajo con los vecinos y en diálogo con expertos.
•2. Protocolo y Manual de la Metodología que empleó Verificado19s, como un nodo y gestión de la información para futuras emergencias y desastres naturales.
•3. Plataforma tecnológica para la CDMX, donde se pueda consultar información sobre el nivel de afectación y daños al igual que procesos de coordinación cívica durante futuros sismos y desastres naturales.
El diálogo alcanzado logró también profundizar el entendimiento, la empatía y la confianza interpersonal entre las y los participantes. En las evaluaciones de los talleres, algunos asistentes resaltaron lo valioso de aprender a trabajar y colaborar con puntos de vista diferentes, conocer nuevas personas y coincidir en objetivos comunes para abrir posibilidades de alianzas y esfuerzos conjuntos para el futuro.

Para la alianza REAXIÓN, el aniversario de los sismos de septiembre 2017, representa una oportunidad de transmitir las experiencias y acciones de muchas personas y organizaciones preocupadas por su entorno. Pensamos que es relevante transmitir públicamente estos esfuerzos de colaboración y los vínculos que consolidan a partir de los mismos, con el objeto de que puedan ser considerados para buscar soluciones a problemas en otras coyunturas.

En los siguientes meses, REAXIÓN insistirá en la necesidad de reconstruir los espacios y comunidades de la población damnificada de manera eficaz y transparente. Asimismo, buscará cooperar estrechamente con las próximas autoridades en el gobierno, para definir las mejores políticas de prevención y respuesta ante las altas probabilidades de un nuevo sismo con efectos devastadores.

Hemos iniciado ya un diálogo y un proceso de trabajo con los equipos de transición del Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador, así como de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, el Arquitecto David Cervantes y César Cravioto, respectivamente. Estamos seguros de que trabajando en equipo, autoridades, sociedad civil e iniciativa privada podremos construir el andamiaje institucional y social necesarios para que una futura tragedia sea menos grave, y que familias y comunidades sufran menos.

 

Julio Madrazo
Director y socio fundador de De la Calle, Madrazo, Mancera, S.C. (CMM), donde dirige actividades relacionadas con planeación estratégica, políticas públicas y manejo de crisis.

Vía: labrujula.nexos.com.mx

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